Una mudanza no es un cambio cualquiera en la vida de una familia y suele ser estresante para los adultos, pero también puede resultar traumático para los niños. 

Si te vas a enfrentar a una mudanza con tus pequeños, te dejamos una serie de consejos que facilitarán el proceso y ayudarán a tus hijos a afrontar esta situación.

Sé paciente y empático con tus hijos. 

Para empezar, es importante tener en cuenta que los niños son muy apegados a sus cosas materiales, su entorno y su hogar. También necesitan rutinas establecidas para no sentirse perdidos y desorientados. Por eso, es normal que su comportamiento cambie durante unos días, hasta que todo se haya establecido definitivamente en el nuevo hogar. Si notas a tu peque más mimoso de lo habitual, o percibes alteraciones en sus patrones de sueño, en su humor o incluso en su apetito, se paciente con él/ella, empatiza con sus necesidades y emociones y no minimices lo que está sintiendo.

Ante la perspectiva de un cambio de casa los adultos solemos mostrar emoción y entusiasmo. Pero para los niños este importante paso supone dejar atrás el hogar que hasta entonces conocían y les daba seguridad. La ansiedad o estrés pueden ser aún mayores cuando la mudanza implica un nuevo barrio, una nueva ciudad o incluso un nuevo país, o cuando supone separarse de amigos y familiares.

Los cambios, mejor de uno en uno

Siempre que sea posible, si la familia acaba de atravesar una situación traumática (divorcio, muerte…) es recomendable posponer la mudanza  para no añadir más cambios y presión a la vida de los niños. De esta forma, niños y adultos tendrán más tiempo para adaptarse a la nueva situación familiar y establecer bases firmes antes de iniciar otro importante cambio, como es una mudanza. Lo mismo sucede en el caso de cambios importantes en la evolución del niño, como la retirada del pañal, el paso de la cuna a la cama o la transición a su propia habitación. Mejor esperar a que el niño se haya adaptado a su nuevo hogar antes de hacer estos cambios.

Mudate de preferencia en verano

La mayoría de expertos señalan que el mejor momento para hacer una mudanza es en verano, no solo porque el buen tiempo y las horas de luz ayudan a sobrellevar el trabajo que implica cualquier traslado y asentamiento en un nuevo hogar, sino principalmente porque es un periodo de vacaciones escolares y así el ritmo del curso no se verá interrumpido.

Mantén la calma

Una mudanza, y todo lo que la rodea, es un proceso complicado que implica muchas gestiones y trámites, además de una importante revolución interior y emocional. Esto puede provocar episodios de ansiedad y estrés, lo que a su vez podría repercutir en el clima familiar, ocasionando discusiones y peleas. Mantener la calma, relativizar y solucionar de forma positiva los conflictos que vayan surgiendo es clave.

Explica a tus hijos los cambios que les esperan

No ocultemos a los niños la situación que vamos a vivir, por muy pequeños que nos puedan parecer. Explícales por qué habéis tomado la decisión de mudarnos, lo que supondrá el cambio de casa, qué os esperará en vuestro nuevo barrio, y lo felices que van a estar estrenando un nuevo hogar. Recuerda a tus hijos que a pesar de los cambios materiales y de escenario que se van a suceder, la unión entre ellos y el amor que se tienen no va a cambiar.

Visita el nuevo departamento o casa en familia

Con relación al punto anterior, siempre que sea posible es recomendable visitar previamente con los niños el nuevo lugar al que se mudarán, y descubrir en familia el entorno, destacando especialmente aquellos sitios que sabes que despertarán el interés de tus hijos. Por ejemplo, descubran juntos los parques, centros deportivos o instalaciones de ocio donde podrán jugar cuando lleguen. Enséñales también la nueva escuela a la que asistirán (si es que se produce también un cambio de colegio), el parque en donde jugarán, etc. Si no fuera posible la visita, puedes buscar información en Internet para que conozcan más detalles de su nueva colonia o ciudad antes de llegar a él.

Extrema las precauciones con los objetos personales de los niños

Aunque no tiene por qué suceder, muchas veces las mudanzas nos deparan alguna que otra sorpresa desagradable al extraviarse alguna caja o romperse algún objeto de valor. Para evitar que esto suceda con las pertenencias de los niños, es recomendable asegurarse de que están correctamente empacadas. Tenerlo todo bien localizado ayudará a la instalación en el nuevo hogar. Aquellos objetos o accesorios que para tu peque son especialmente importantes (su objeto de apego, su muñeco favorito, el cuento que siempre lee…) puedes guardarlos en una mochila y tenerlo siempre a mano.

Vuelve cuanto antes a la rutina de siempre

Una vez la instalación se haya completado, hay que intentar en la medida de lo posible volver a recuperar las rutinas anteriores al traslado, como horarios de comidas y cenas, de baño, de ir a la cama… Las rutinas dan seguridad a los niños y les ayudará a sentir que la normalidad vuelve a sus vidas. 

En resumen, ante una mudanza los padres debemos tener una actitud abierta y positiva, y transmitir en todo momento confianza y seguridad a los niños. No olvidemos que se trata de un cambio importante en sus vidas, por lo que van a necesitar comprensión, empatía y mucha paciencia.

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